lunes, 25 de mayo de 2009

CONFERENCIA

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PRIMARIA

ESCRITO DE LA CONFERENCIA

“EL DESARROLLO DE LA NOCIÓN DE ESPACIO GEOGRÁFICO EN LOS NIÑOS DE 6 A 12 AÑOS”·

MATERIA: GEOGRAFÍA Y SU ENSEÑANZA I

POR: ANEL MALINALY LEÓN ARRIETA

PROFESOR: MAURO PORFIRIO NORIEGA ROJAS

FECHA: 21 DE ABRIL DEL 2009




EL DESARROLLO DE LA NOCIÓN DE ESPACIO GEOGRÁFICO EN LOS NIÑOS DE 6 A 12 AÑOS


Como ya sabemos, el niño observa todo lo que hay en su medio que le rodea. Pero si hablamos de cómo el niño va desarrollando la noción de espacio geográfico nos damos cuenta de muchas cosas, mismas que a continuación se explican.

Primero debemos definir lo que es un espacio geográfico. Oliver Dollfus (1976), considera que un espacio tiene una serie de características tales como: localizable, concreto, diferenciado, fragmentado. Se forma y evoluciona partiendo de unos conjuntos de relaciones que se establecen en la superficie terrestre. Los elementos bióticos y abióticos que conforman el espacio geográfico son desigualmente solidarios unos con otros.


Retomando lo que dice Dollfus, tenemos que el espacio es: Localizable: quiere decir que cualquier punto de la superficie de la tierra puede ser localizado, es decir cartografiable mediante sus coordenadas y posición.


v Diferenciado: Es decir que cualquier forma de paisaje es única e irrepetible por las diversas combinaciones que se dan en su evolución.


v Homogeneidad: es la repetición de formas, combinaciones que se producen de manera parecida en una determinada superficie.


Sin embargo, la noción inicial que existe del espacio es demasiado importante porque se vive afectivamente. Dicha noción se va adquiriendo con lentitud, es decir, es una noción innata.


El niño primero tiene una percepción concreta empezando por su propio cuerpo. Piaget dice que cada niño elabora su propio concepto de espacio a través de la actividad diaria.


Poco a poco esta noción se irá desarrollando y depende de las referencias que tenga el niño, haciendo que amplíe su campo de desplazamiento. Cuando el niño tiene 3 años, su mente no puede llegar a percibir formas ni mucho menos dimensiones. Lo que sucede a esta edad es que el niño reduce todo a sus dimensiones propias. Algo muy característico a esta edad es que el niño no puede ocupar espacios muy grandes.


El espacio geográfico en los niños de 5 a 7 años, es el vivido y experimentado. Las diferencias que se establecen entre ciudad y campo son vagas y se caracterizan por criterios externos (más grande o más pequeño), es más difícil para el niño residente en el área rural, definir lo que es ciudad que al contario. Gil (1985) dice que “los mapas mentales o dibujos elaborados sobre su entorno familiar se limitan a representar una calle o parte de ella, con imágenes de cosas, árboles y otros objetos que le son llamativos.”


Si hay varias calles se dibujan desconectadas entre sí. Los niños no tienen en cuenta la escala, la orientación ni las distancias, ya que sus representaciones son egocéntricas y emotivas.
Por otro lado, a la edad de 8 y 9 años, el mundo exterior y su representación se les aparecen mezclados. A esta edad, existe una dificultad para canalizar los elementos de un espacio geográfico determinado. El niño no capta los datos que le proporciona la experiencia, por lo que requiere manipular los objetos para poder razonar.


Sin embargo, tiene capacidad para elaborar nociones o conceptos primarios, pero tiene dificultad para poderlas relacionar entre sí. El niño maneja nociones topológicas, en general con las de proximidad, separación, orden, cercanía y contorno.


A los 12 años los niños tienen habilidad para ubicar los objetos tomando como referencia su propio cuerpo.


Alegre, Sandra (1997), también nos dice que “un mayor grado de descentración permite no solo considerar la relación de los objetos respecto del propio cuerpo, sino también relaciona los objetos entre sí.”


Para llegar a dominar el espacio y tener una concepción objetiva necesitara realizar experiencias personales y relacionarse con objetos y personas. A continuación se explican 2 formas en que el niño va desarrollando la noción de espacio geográfico.


Primero tenemos a Ma. Luz Callejo y Carmen Llopis (1992) quienes mencionan que “el espacio se empieza a captar a través de la observación de los objetos. A su vez, se sigue un proceso que poco a poco evoluciona en 3 etapas: vivido, percibido y concebido.”


En el espacio vivido donde se presenta hasta los 7 años, existe un pensamiento intuitivo y egocéntrico. Es por ello que solo existe una idea concreta del espacio. Este último es nombrado “el espacio del aquí” y es percibido a través de su propio cuerpo y movimiento.


Por último, existe una experiencia del espacio físico en contacto con lo biológico vivenciado a partir de movimientos y locomociones.
El espacio percibido se presenta hasta los 10 años. En él no se necesita una experimentación biológica. Es el espacio del “allá”, en donde además se sitúan los objetos en espacios más extensos o alejados.
También surge la distinción de distancias a partir de la observación y la orientación de puntos cardinales.


Por último, se encuentra el espacio concebido, el cual se presenta hasta los 11 y 12 años. Aquí se marca el comienzo de un pensamiento abstracto y la observación es más analítica.
También hay una transformación rápida, es decir, se va adquiriendo un pensamiento más objetivo y se manifiesta un proceso de localización.


Por otra parte, Alegre, Sandra (1997) dice que hay 3 etapas por las que los niños atraviesan en la construcción del espacio y en su representación.
En el primer tiempo de escolaridad del niño, el espacio es aquél que se puede tocar, revisar, recorrer y vivenciar. Su cuerpo juega un papel muy importante, ya que funciona como punto de referencia para poder ordenar su mundo.


En el ciclo medio, las representaciones acerca del espacio son más complejas y precisas. Un medio que es empleado por el niño son las rutas y con ayuda de estas inician a coordinarse.
En un tercer ciclo, los sistemas de referencia comienzan a coordinarse y se piensan en un grado de relatividad. Aquí se comienzan a hacer uso de los ejes de coordenadas cartesianas.


Algo muy importante que menciona la autora Sandra, es que a los niños que representan el espacio vivenciado se les nombran MOJONES. Esto se debe a que toman como punto de referencia objetos o lugares que son significativos para ellos.


En las escuelas nos hemos percatado de que hay maestras quienes les piden a los niños que elaboren u dibujo de su comunidad. O de aquello que ven en el camino de su casa a la escuela. Sin duda alguna, esta actividad es correcta para percatarnos sobre lo que el niño representa a través de la observación.


Pero la gran mayoría de las veces hay maestros quienes no se detiene a revisar detalladamente dichos dibujos y pasan por alto lo que los niños representan. Los maestros no se dan cuenta de lo que perciben los niños del espacio geográfico que les rodea, a alguno de ellos sólo les preocupa que cumplan con su trabajo.


Debo resaltar que todo lo que es percibido por el niño es plasmado en un dibujo (edad temprana) o un mapa, el cual puede ser de tipo topológico (egocéntrico), Proyectivo (mejor coordinación detallada y diferenciada) y finalmente se encuentra la Euclidiana (abstracto e integrado).


La topológica es aquella en la que se identifican las características cualitativamente inherentes a las formas. Ocurre por ejemplo, cuando se establecen diferencias entre continuidad y separación, entre apertura y encerramiento.


La proyectiva es aquella que toma como base la línea recta de las relaciones espaciales, que permítela profundidad en el horizonte. La Euclidiana se basa en la longitud de las líneas y la amplitud de los ángulos, en ella la equivalencia corresponde a la igualdad de los entornos.


Además el proceso de Organización del espacio propone realizar actividades con la finalidad de reforzar aquellas percepciones que se van adquiriendo. Primero se empieza captando la orientación del esquema corporal y después orientar el cuerpo y todo aquello que le rodea al niño.


Conforme el niño abandona la etapa del egocentrismo, se vuelve capaz de proyectar una orientación de su esquema corporal al mundo que le rodea. Durante la noción del espacio geográfico, existe un momento llamado estructuración del espacio. María Luz Callejo (1997) dice que en esa estructuración, el niño toma conciencia:


Ø Del espacio que ocupa su cuerpo.
Ø De aquella delimitación del objeto en el espacio.
Ø De las distancias y esquematización en el espacio.
Ø De la orientación del espacio.
Ø De las posiciones de los objetos en el espacio.


El profesor debe ayudar al alumno a la comprensión de su medio espacial. La finalidad es favorecer el aprendizaje significativo, ya que partirá de una experiencia diaria para que la percepción sea profunda.


Pero para que se refuerce ese aprendizaje es necesaria la secuenciación del aprendizaje y éste puede aplicar de la siguiente manera:


1. Ejercicios de orientación y vivencia corporal. También pueden ser experiencias de agrupación y esparcimiento.


2. Actividades con objetos.


3. Representación con ayuda de símbolos que el grupo conozca. De esta manera se pasa del espacio vivido al percibido y concebido citado anteriormente por Callejo.

Existe otra actividad que Piaget nombra descentración. La nombra así por que consta de describir con dibujos o textos para organizar el espacio y así aprenderlo como algo independiente de uno mismo.


Para concluir… ya se ha mencionado que el niño es un ser perceptivo que poco apoco desarrolla la noción de espacio geográfico. Anteriormente se mencionó lo que varios autores dicen y que además no varía lo expuesto por cada uno.


El espacio geográfico incluye todo aquello que nos rodea. Los niños plasman todo aquello que perciben en mapas y dibujos, pero además existe una variación en todo aquello que dibujan conforme a su edad.


La capacidad espacial del niño crece desde su conocimiento del espacio perceptual. Primero está limitado a lo que puede ver o captar. Para logarlo tiene que abandonar su egocentrismo y reconocer los puntos de vista de los demás.


Esto le capacita para desarrollar un entendimiento mental de relaciones tales como arriba, abajo, izquierda, por encima, etc. y esto le permite comparar mentalmente la longitud, el volumen y el área.


Los niños tienen mucho potencial para comprender lo anterior y desarrolla sus capacidades. Desde la escuela, es importante generar varias situaciones de aprendizaje donde los niños recorran el espacio, busquen itinerarios, elijan espacios.


Verbalizar lo realizado y representarlo gráficamente le servirá para ir logrando una representación mental organizando el espacio. Se puede decir que las actividades realizadas en la escuela pueden servir a los niños para construir y lograr entender sistemas de referencias, mismo que le permitirá orientarse de manera sistemática en el espacio.


Esta construcción es un entretejido de la actividad que el sujeto realiza, uso que le da al espacio y la connotación afectiva del mismo.

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